Terminal

Entonces el sacerdote apenas rozándole la desgastada piel le preguntó -como te encuentras hoy? Marya aun a sabiendas de lo que podría llegara a sufrir no había querido recibir nigún paliativo, solo había deseado hablar con el pastor de su alma.
-El nivel de dolor se ha tornado insoportable siento como si ardiera todo el cuerpo. Le responde débilmente.
Elican, que así se llamaba el sacerdote uniendo sus frágiles manos  le pregunta- ¿quieres que oremos?
-Si, por favor.
La oración fue sencilla, no esperaban mas que un milagro para su signado destino , algo de paz, un poco de quietud tal vez.
Luego estuvieron charlando sobre las promesas divinas en lugares celestiales casi hasta el ocaso.
Marya con la escasa fuerza que le quedaba apoya su  mano sobre la de Elican y le dice.
-Gracias, durante este tiempo en tu compañía no he sentido ningún dolor, ni la mas mínima molestia. Se que si fuera de Dios estaría curada de esta dolencia, pero si es que debo usar esta cruz para llegar hasta Él, bendita sea su voluntad.

fragiles manos

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